Un exjugador donostiarra como Antoine Griezmann ha pedido la nueva elástica para su hijo a través de las redes sociales. Y sus amigos. Escritores cariñosos, profesores universitarios, humildes periodistas que corrían por la mañana con su hijo mientras por la tarde completaban a máquina los artículos que recogería un mensajero en moto. El padrino, el tío, el hombre que lo sabía todo y que en su contradicción y sus formas soportaba una genialidad abrumadora.