El mito creció mucho en 1993, cuando en la final de Munich el Olympique de Marsella de Desailly, Deschamps, Bokisc y Pelé derrotó a un Milan rossonero. Pero, en sentido estricto, no duró mucho, porque en 1969 el Milan regresó al máximo escenario continental, en el Bernabéu, y allí derrotó por 4-1 al Ajax de Cruyff vestido de rossonero. El siguiente pasito en esta curiosa leyenda se dio en el Nou Camp, en la final del 89. El Milan degli olandesi, que venía de endosarle 5 al Madrid de la Quinta del Buitre, aplastó al Steaua rumano por 4-0 (con dobletes de Gullit y Van Basten).