A pesar de que es habitual que los habitantes de Lima lleguen tarde a reuniones, compromisos y hasta a sus mismos centros de trabajo, con demoras que pueden ser de 15 minutos o hasta de una hora, equipacion uruguay casi la mitad de ellos se considera puntual. De no ser por el reggaeton a todo trapo que sonaba en el bus infecto que había tomado y las letanías de vendedores ambulantes («Seco, seco, seco de pollooooo», «Gelatina, latina, latinaaaaaa», «Choclosssss, cho-clos-cho-clossss»), pensaría que todo era una sueño e iba hacia Mojácar desde Madrid.